Actitudes Hacia el Pensamiento Paralelo
El pensamiento paralelo inspira cierta desconfianza. En esta actitud se ignora el mecanismo de la perspicacia y la subordinación de la información a los modelos establecidos, que actúan como clichés limitadores de nuevas ideas. La perspicacia surge con la alteración de los modelos de información existentes y su subsiguiente estructuración en un orden distinto; esta alteración de los modelos puede producirse deliberadamente con el pensamiento paralelo, con lo que se produce una reordenación de la información que puede permitir la elaboración de nuevas soluciones. Si la perspicacia y las nuevas ideas fueran fenómenos casuales no se explicaría por qué el uso metódico del pensamiento paralelo aumenta la creatividad.
Cuando se considera que una solución es acertada, su corrección puede establecerse sólo por procedimientos lógicos, ya que el pensamiento paralelo prescinde de la valoración de las ideas que elabora.
El pensamiento paralelo tiene como objetivo principalmente la disgregación de los conceptos más o menos establecidos, para que pueda producirse su restructuración automática. El pensamiento paralelo no es una forma deliberada del pensamiento, sino una cualidad innata que ciertas personas poseen y otras no. El uso y la práctica de las técnicas del pensamiento paralelo permiten aumentar la capacidad creadora, además de constituir un estímulo para la concepción de nuevas ideas. El pensamiento paralelo es útil para generar ideas y nuevos modos de ver las cosas y el pensamiento vertical es necesario para su subsiguiente enjuiciamiento y aplicación práctica. El pensamiento paralelo aumenta la eficacia del pensamiento vertical al poner a su disposición un gran número de ideas, de las que aquél puede seleccionar las más adecuadas. El pensamiento paralelo es útil sólo en la fase creadora de las ideas y de los nuevos enfoques de problemas y situaciones. Su selección y elaboración final corresponden al pensamiento vertical.
El pensamiento paralelo es como la marcha atrás de un automóvil: se requiere su perfecto funcionamiento y cierta costumbre en su manejo, tanto para la ejecución de maniobras como para salir de un callejón que carezca de salida.